Conozcamos la virtud de la valentía

Conozcamos la virtud de la valentía

 

La valentía es una poderosa energía de impulso y creación. Cuando nos damos cuenta de la infinidad de posibilidades que tenemos disponibles para crear y aceptamos ese poder de creación, la valentía se despierta en nosotros, como si se prendiera un fuego interno, un motor que nos impulsa a hacer cualquier cosa posible; el universo se vuelve un espacio de oportunidades ilimitadas para nosotros y lo único que necesitamos es actuar.

 

Por otro lado, la valentía es esa conexión al amor que nos da fuerza, enfoque, emoción y nos hace sentir invencibles; nos permite ir mas allá de nuestros miedos y limitaciones.  La valentía no es falta de miedo, es reconocer que siempre tenemos la capacidad y la elección para crear cualquier cosa en cualquier momento sin importar lo complicado, difícil o peligroso que pudiera parecer. El miedo es una emoción necesaria para nuestra supervivencia, que si permitimos nos controle, nos paraliza. Si abrimos nuestro corazón al amor entonces, podemos eliminar este miedo y recuperar nuestra fortaleza interior y tomar acción; en otras palabras recobramos nuestro valor.

 

Nuestro poder de creación está vinculado a nuestros sentimientos. Cuando sentimos algo, lo pensamos e imaginamos y así, lo creamos. Si enfocamos nuestra mente hacia nuestros sentimientos positivos nuestra vida estará llena de pasión, ilusión y emoción. Todo lo que vivimos y hacemos nos llena, nuestras experiencias son irremplazables, extraordinarias y sumamente importantes. Sin valentía no podemos enfocarnos en lo positivo. Sin valentía, nuestros sentimientos quedan atrapados en el miedo y no nos es posible seguir adelante, ya que entramos en un círculo vicioso de emociones negativas que nos estancan.

 

Por eso, la valentía va de la mano de la fe y la confianza. Cuando tenemos fe y confiamos en lo divino, en el amor, siempre podemos crear poniendo en acción nuestros verdaderos deseos que vienen de nuestros sentimientos positivos. Siempre estamos conectados a la fuente, a la creación, a Dios. Somos chispas divinas de la creación, sólo que para experimentar la realidad humana y así expandir nuestra consciencia, nuestras habilidades y talentos, en algunas ocasiones, se nos olvida esa conexión. La valentía nos ayuda a recobrar la confianza en nuestro ser interior, en nuestra alma y en lo divino. Nos permite vivir cosas nuevas y desconocidas, entendiendo que a veces nos enfrentamos a nuestras propias limitaciones como el ego y sentimientos negativos para lograrlo.

 

Ser valiente es atreverse a romper los límites que se han establecido y aceptado por la sociedad, por la familia o nosotros mismos. Ser valiente es ser tú mismo, ser quien eres en verdad, confiar en tu capacidad para crecer y lograr, reconociendo que somos ilimitados y chispas divinas, que somos parte de la creación de todo lo que existe.

Explora tus sentimientos y permítete ser valiente

 

Esta semana vamos a enfocarnos en explorar nuestros sentimientos; observemos si actuamos hacia lo que amamos, nos apasiona, nos encanta o si dejamos de actuar por miedo, inseguridad, preocupación, comodidad, apatía, arrogancia, etc.

 

Durante tu día pon atención a cómo te sientes:

  • ¿Tienes más sentimientos negativos que positivos?
  • ¿Cuánto tiempo de tu día tienes pensamientos negativos?
  • ¿Cuántas veces sientes un deseo positivo y decides tomar acción?

 

Si reconoces que pasas más tiempo sintiendo y pensando emociones negativas que positivas, empieza a cancelar tus pensamientos negativos y a modificarlos con palabras, ideas y sentimientos más positivos.

 

Cada vez que tengas un pensamiento positivo, nútrelo y ve si lo puedes llevar a cabo o por lo menos mantén esa sensación de bienestar el mayor tiempo posible. Toma acción y haz esas cosas que te gustan, que te llenan o disfrutas, crea esos momentos de alegría cuando sientes satisfacción, belleza, tranquilidad o cualquier estado positivo en tu día. Tómate tiempo durante el día para pensar cosas positivas e imaginar lo mejor que te pueda pasar.

 

Cuando los pensamientos y sensaciones negativas se vuelvan muy fuertes o difíciles de modificar, reflexiona de dónde vienen. Muchas veces hacemos una tormenta en un vaso de agua. La mayoría de nuestros miedos, preocupaciones y estrés no son reales, son escenarios que nos ayudan a tomar mejores decisiones, a estar preparados y sobrevivir. Al final, casi siempre todo se resuelve y todo sale bien; depende de nosotros cómo llegamos a esa conclusión. Recuerda, nuestros pensamientos y energía son lo que crean lo que tenemos y muchas veces podemos crear nuestros miedos reafirmándolos en nuestra vida, dándoles poder y energía. Hoy deja atrás el miedo, la preocupación y el estrés. Conéctate con tu ser interior de luz y elige crear a través de pensamientos y emociones positivas y valientes.

 

 

  • Haz una lista de las cosas que amas, de lo que disfrutas y lo que te llena el alma. Mientras más conocemos nuestros verdaderos deseos y lo que amamos, más fácil es dirigir nuestra mente a crearlos y vivirlos. ¿Cómo podemos cambiar un sentimiento negativo por uno positivo si no sabemos lo que nos gusta?
  • Haz una lista de todas y cada una de las veces en las que en el pasado has experimentado circunstancias difíciles, abrumadoras, estresantes o completamente negativas. Ahora que ya pasó el tiempo, ¿cómo lo superaste? ¿Puedes darte cuenta que a pesar de todo lo sucedido, lograste salir adelante? Lo que sucedió, ¿fue igual a lo que imaginaste? Sin importar cómo, lo importante es ver que las cosas siempre se arreglan y que más allá de lo que experimentamos en cualquiera de esos momentos, encontramos un camino y seguimos adelante. Incluso si todavía son circunstancias no resueltas, estás vivo y estás todavía creando tu existencia, ¿puedes ver lo valioso de esto?
  • No se trata de eliminar todos los sentimientos y pensamientos negativos. Al final somos seres humanos que al experimentar todo el rango de emociones que tenemos, vivimos una vida más llena y completa. Tener todos los sentimientos que tenemos, hace que nuestra vida tenga matices y sea muy interesante. Lo importante es que los sentimientos y pensamientos que tenemos sean mucho más positivos que negativos, que la mayor parte de nuestro tiempo nos sintamos rodeados de amor y creemos experiencias de alegría, plenitud, diversión y pasión. Que tengamos el valor de amar nuestra vida y lo que vivimos.
  • Cada vez que tengas pensamientos negativos tómate un momento y escríbelos. Si los vuelves a tener, ponles una anotación. Si son pensamientos recurrentes que tienes muchas veces durante el día o la semana, trata de ver como te están ayudando y piensa como puedes lograr lo mismo con pensamientos positivos. Por ejemplo:

Un pensamiento negativo recurrente puede ser: “No tengo dinero”

Cómo me puede estar ayudando ese pensamiento: organizar mis gastos y no creo huecos de abundancia, incluso no compro cosas que no quiero o no necesito.

Un pensamiento positivo con el cual lo puedo modificar: “En este momento elijo no usar mi dinero en eso”, “sé que viene dinero hacia mi”, “siempre tengo más que suficiente para lo que necesito y en verdad deseo”.


Lo opuesto a la valentía

 

Lo opuesto de la valentía son la arrogancia y la cobardía.

 

Cuando damos todo por sentado y sentimos que todo nos pertenece y que todo lo merecemos, es arrogancia. Tomamos cualquier cosa que nos apetezca sin hacer el esfuerzo ni dar la energía correcta a cambio. Exigimos de los demás y de lo divino cualquier capricho sin importarnos el costo. En vez de vivir la verdadera pasión y emoción de vivir lo que amamos, sobrepasamos todos los límites. El amor deja de ser el eje central de nuestras decisiones y vivencias. Cuando el amor deja de ser nuestro principal motor y pasamos estos límites de la pasión al vicio entonces, nuestras experiencias se vuelven una adicción y caemos en la arrogancia. Ya no se disfruta lo puro y lo bello de cada experiencia sino que se vuelve una necesidad y dependencia para sentir. Nuestros sentimientos se desequilibran y nuestro ego se sale de control.

 

Por otro lado, la cobardía es no hacer las cosas que deseo hacer por miedo, apatía, desdén, flojera o simplemente porque me encuentro en una zona de confort. A veces dejamos de hacer lo que nos apasiona, incluso dejamos de soñar, ilusionarnos o querer desear algo, simplemente porque me han enseñado que nunca sucederá, porque otros tienen miedo o simplemente me conformo con lo que tengo. Si yo limito mi capacidad de imaginar, limitaré mi capacidad de crear; esto es cobardía, no tener la intención de vivir la vida que merezco y que me es posible sin siquiera hacer el esfuerzo.

Así es como la arrogancia y cobardía nos llevan a conformarnos, limitarnos, rendirnos a los miedos, las carencias, la preocupación y vivir con apatía. La apatía lleva a la cobardía, que es perder la esperanza, la ilusión y la fe.

 

Evita caer en la arrogancia o cobardía, ¡sé valiente! Sé de verdad valiente al mantener tu esencia pura, siendo quien realmente eres con honestidad y agradeciendo todo lo que eres, tienes y puedes lograr.

 

¡Nunca es tarde para vivir tus sueños!