La Cooperación mantiene tu ego en equilibrio

El “Ego" tiende a verse como algo negativo, sin embargo un ego en equilibrio es lo que nos da el sentido del “ser”. Nuestro ego es nuestro amigo cuando está en equilibrio, nos da nuestra identidad, personalidad y carisma personal. Todo lo que nos hace ser únicos y especiales es conformado por nuestro ego. Cuando éste sale de equilibrio es cuando nos volvemos ególatras o egoístas; cuando todo gira alrededor de mí, todo se trata de mí y sólo yo soy importante. La cooperación nos ayuda a evitar que esto suceda. 

Cuando nuestro ego está en equilibrio y a la vez aprendemos a cooperar podremos tener relaciones interpersonales saludables, sabremos que nosotros mismos somos una prioridad, somos valiosos e importantes así como los es cada individuo. Cuando no todo se trata de mí, de igual manera, puedo tener un mayor entendimiento y comprensión por lo que viven y sienten los demás, así puedo apoyarlos en su proceso, valorarlos, respetarlos y alentarlos cuando lo necesiten, sabiendo que recibiré el mismo trato de vuelta. 

La cooperación nos permite ver que no estamos solos y que juntos podemos lograr más metas y hacer cosas que solos no serían posibles; lo difícil de un trabajo se comparte y los triunfos se expanden.

En algunos momentos podemos llegar a un límite de lo que podemos lograr en nuestro propio camino y en nuestras propias metas, si en esos momentos tomo un descanso y me enfoco en los demás, mi tiempo y mi mente estarán ocupadas en algo positivo, productivo y así daré tiempo y espacio para encontrar una solución o un nuevo camino para mis metas y en el momento preciso tendré la energía correcta para continuar hasta lograr mis fines deseados. Dar apoyo y ayuda a otros nos trae muchos beneficios a nosotros aún cuando sea mantener una vibración positiva para encarar lo propio. 

Cuando cooperamos vivimos en armonía, tenemos tranquilidad, logramos nuestros objetivos con facilidad, tenemos alegría, abundancia, seguridad, confianza, pertenencia, compañerismo, intimidad y conexión.

Reconoce aquellos momentos que tu vida ha mejorado gracias a la cooperación

A veces minimizamos el papel que otros han tenido en nuestra vida y nuestros logros por miedo a que se minimice lo que hemos alcanzado. Pero si nos tomamos un momento para pensar cómo es que los demás han formado parte de nuestro éxito, eso nos permitirá agradecer y valorar lo que aportan los demás y ver que con su apoyo nos volvemos más fuertes, más capaces, más exitosos, no lo contrario. 

Enlista los triunfos y metas que más valoras.

Ahora enlista todas las personas y circunstancias que te apoyaron o aportaron para que tu lograras eso triunfos. 

Toma un momento para agradecer a estas personas en tu mente; si puedes, más adelante hazlo en persona. 

Ahora analiza como puedes tu cooperar en los proyectos o metas de esas personas o de quienes te rodean y a quienes amas. Empieza a buscar cooperar en la vida de los demás. Tu aportación puede ser tan mínima como una sonrisa de apoyo y su impacto puede ser mucho más profundo de lo que puedas imaginar. 

• A veces quienes nos apoyan o aportan son también aquellos que nos desaniman, que quieren detenernos o que nos dicen que no, porque esta es otra forma de motivar en nosotros un ego que dice “te lo voy a demostrar”. 
• Poder ser independientes, reconocidos por nuestras capacidad y/o admirados por lo que hemos alcanzado en nuestra vida, no significa que absolutamente todo lo hagamos por nosotros mismos ni que nadie nunca nos haya apoyado, guiado o aportado a nuestros sueños. Mientras más pueda contemplar todo lo que los demás hacen por mí, lo que significa tenerlos en mi vida y/o lo importante que es su trabajo, más podré darme cuenta de que sor parte de todo lo que me rodea y la importancia de trabajar en conjunto con ese todo.
• Encontrar el equilibrio entre quien soy yo como individuo y quien soy como parte de un todo, me ayuda a expandir mi abundancia, crear lazos más íntimos y fuertes con lo que me rodea y a tener una vida más virtuosa.

Recuerda que...

Un ego equilibrado es saber quién soy, conocer mi importancia y darme mi lugar. Cuando todo se trata sólo de mí, caigo en el egoísmo y/o egolatría lo que hace que me quede atrapado en el drama de lo que sucede sin poder salir adelante y sin tomar el control de mi realidad, de mi creación, de mi vibración. El egoísmo y la egolatría, limitan mi potencial y abundancia.

De las misma manera, el otro lado de la moneda, cuando quiero vivir sin ego, causa carencias similares. No tener sentido de quién soy, siempre poner primero a los demás y/o no saber cómo poner límites sanos ni tener espacio para mí y mis necesidades, negar mi expresión, es caer en la abnegación; es perdernos a nosotros mismos y dejar de utilizar nuestro potencial. Además, es no aceptar nuestros regalos divinos y eliminar a Dios de nuestra vida. Si existimos, es nuestro derecho divino para crear, si dejamos de crear, dejamos de aceptar este gran regalo que es la vida.